En el estudio de la gramática, es fundamental comprender los conceptos de voz activa y voz pasiva. Estas dos formas verbales son esenciales para estructurar oraciones de manera clara y precisa, dependiendo de si el sujeto realiza la acción o la recibe. La voz activa y la voz pasiva no solo son herramientas gramaticales, sino también estrategias de comunicación que permiten adaptar el mensaje según el objetivo comunicativo. A continuación, exploraremos en profundidad qué significa cada una, cómo se forman y en qué contextos se utilizan.
¿Qué es una voz activa y una voz pasiva?
La voz activa es aquella en la que el sujeto realiza la acción del verbo. Es decir, el sujeto actúa directamente sobre un objeto. Por ejemplo: El niño lanza el balón. En esta oración, el sujeto (el niño) es quien ejecuta la acción (lanzar), y el objeto (el balón) es quien recibe la acción.
Por otro lado, la voz pasiva se usa cuando el sujeto recibe la acción del verbo. En este caso, el objeto de la oración es quien ejecuta la acción. Por ejemplo: El balón fue lanzado por el niño. Aquí, el sujeto (el balón) es quien recibe la acción, mientras que el niño actúa como el agente que realiza la acción, introducido con la preposición por.
Las diferencias esenciales entre las dos formas verbales
Una de las principales diferencias entre la voz activa y la voz pasiva radica en la ubicación del sujeto en la oración. En la voz activa, el sujeto siempre aparece al inicio de la oración, seguido del verbo y luego del complemento. En cambio, en la voz pasiva, el sujeto se desplaza al final, apareciendo después del verbo conjugado en forma pasiva y del complemento.
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Además, en la voz pasiva, el verbo se compone de un verbo auxiliar (ser, estar, haber) y el participio del verbo principal. Por ejemplo: La carta fue escrita por mi hermano. Aquí, fue es el verbo auxiliar y escrita es el participio del verbo principal.
Cuando no conviene usar voz pasiva
Aunque la voz pasiva tiene su lugar en la lengua escrita y hablada, hay contextos en los que su uso puede dificultar la comprensión o hacer las oraciones más pesadas. Por ejemplo, en textos periodísticos o narrativos, la voz activa suele ser preferible por su claridad y dinamismo. Una oración como Se decidió aumentar los impuestos puede ser reescrita como El gobierno aumentó los impuestos, lo cual es más directo y eficaz.
También es común evitar la voz pasiva en textos técnicos o científicos cuando se busca dar protagonismo al sujeto que realiza la acción. En resumen, aunque útil, la voz pasiva no siempre es la mejor opción, dependiendo del estilo y propósito del texto.
Ejemplos claros de voz activa y voz pasiva
Para comprender mejor estos conceptos, a continuación se presentan ejemplos de oraciones en voz activa y su versión en voz pasiva:
- Activa: El chef prepara la cena.
Pasiva: La cena es preparada por el chef.
- Activa: El equipo construyó el puente.
Pasiva: El puente fue construido por el equipo.
- Activa: Los estudiantes escriben el informe.
Pasiva: El informe es escrito por los estudiantes.
Como se puede observar, en la voz pasiva se resalta el objeto que recibe la acción, mientras que el sujeto que actúa se menciona al final, introducido por la preposición por. Esta estructura permite adaptar el enfoque de la oración según lo que se desee resaltar.
El concepto de sujeto y objeto en ambas voces
El sujeto y el objeto son dos elementos esenciales para entender las diferencias entre la voz activa y la voz pasiva. En la voz activa, el sujeto ejecuta la acción y el objeto la recibe. Por ejemplo: La profesora explica el tema — la profesora es el sujeto, y el tema es el objeto.
En la voz pasiva, el sujeto se convierte en el receptor de la acción, y el objeto es el que ejecuta la acción. Por ejemplo: El tema es explicado por la profesora — el tema es ahora el sujeto, y la profesora aparece como el agente de la acción. Este intercambio es lo que define la voz pasiva y le da su estructura particular.
Recopilación de oraciones en voz activa y pasiva
A continuación, se presenta una lista de oraciones comunes en voz activa y su versión en voz pasiva:
- El pintor pinta el cuadro → El cuadro es pintado por el pintor.
- El científico descubrió el fenómeno → El fenómeno fue descubierto por el científico.
- Los niños rompieron el juguete → El juguete fue roto por los niños.
- El juez dictó la sentencia → La sentencia fue dictada por el juez.
- El equipo terminó el proyecto → El proyecto fue terminado por el equipo.
Estas oraciones ilustran cómo se mantiene el mismo significado, aunque se cambia el enfoque del mensaje. La elección entre una u otra voz depende del propósito comunicativo.
El uso de la voz pasiva en textos formales
La voz pasiva es muy común en textos formales, académicos o científicos, donde se busca darle más importancia al objeto de la acción que al sujeto que la realiza. Por ejemplo, en un informe científico, se prefiere decir La hipótesis fue probada en lugar de El científico probó la hipótesis, ya que el enfoque está en la hipótesis, no en quién la probó.
Además, en textos oficiales, como manuales, leyes o reglamentos, la voz pasiva se utiliza para dar un tono impersonal y universal a las normas. Por ejemplo: La solicitud debe ser presentada en un plazo de cinco días — aquí no se menciona quién debe presentarla, lo que le da un carácter general.
¿Para qué sirve distinguir entre voz activa y pasiva?
Distinguir entre voz activa y pasiva es fundamental para mejorar la claridad, la precisión y el estilo de los textos. En la voz activa, el mensaje es directo y dinámico, lo que resulta útil en narraciones, reportajes o textos que requieren acción. En cambio, en la voz pasiva, el enfoque se desplaza al objeto de la oración, lo cual puede ser más adecuado en textos formales o cuando no se conoce o no se quiere mencionar al sujeto que realiza la acción.
Otra ventaja de dominar estas formas es que permite al escritor adaptar su mensaje según el contexto y el público objetivo. Por ejemplo, en un texto periodístico, se prefiere la voz activa para resaltar quién realizó la acción, mientras que en un manual técnico, se utiliza la voz pasiva para mantener un tono impersonal y universal.
Variantes y sinónimos de las voces verbales
Aunque la voz activa y la voz pasiva son las más comunes, existen otras formas verbales que también pueden usarse según el contexto. Por ejemplo, la voz media (también llamada de reflexión) es aquella en la que el sujeto y el objeto son el mismo, como en: Se cepilló los dientes.
También existe la voz recíproca, en la que dos o más sujetos se realizan la acción mutuamente, como en: Se saludaron.
Estas variantes, aunque no son lo mismo que la voz pasiva, comparten ciertas características y pueden usarse para enriquecer el lenguaje escrito o hablado, especialmente en textos narrativos o descriptivos.
Aplicaciones prácticas en el lenguaje cotidiano
En el lenguaje cotidiano, el uso de la voz activa y pasiva puede influir en cómo se percibe un mensaje. Por ejemplo, en un contexto laboral, decir El jefe aprobó el proyecto da una imagen más clara y directa que El proyecto fue aprobado.
En conversaciones informales, la voz activa es más común, ya que permite expresar ideas de forma más natural y fluida. Sin embargo, en textos oficiales o en documentos legales, la voz pasiva puede ser preferible para mantener un tono impersonal y profesional.
En resumen, el uso de ambas voces depende del contexto, el propósito y el estilo deseado, y dominar ambas es clave para comunicarse con claridad y eficacia.
El significado de la voz activa y pasiva en la gramática
En la gramática, la voz activa se define como aquella en la que el sujeto ejerce la acción sobre un objeto directo. Su estructura básica es: Sujeto + Verbo + Complemento Directo. Por ejemplo: El gato atrapó al ratón. Aquí, el sujeto (el gato) realiza la acción (atrapar) sobre el complemento directo (el ratón).
La voz pasiva, por su parte, se forma con un verbo auxiliar (ser, estar, haber) y el participio del verbo principal, seguido del complemento que ejecuta la acción, introducido por por. Su estructura es: Complemento + Verbo auxiliar + Participio + Por + Agente. Por ejemplo: El ratón fue atrapado por el gato.
Estos conceptos son fundamentales para entender la construcción de oraciones y el flujo de la información en un texto.
¿De dónde provienen los términos voz activa y voz pasiva?
Los términos voz activa y voz pasiva tienen su origen en la gramática clásica, específicamente en el estudio de las lenguas griega y latina. En el latín, por ejemplo, existían tres voces: activa, pasiva y media, que se usaban para describir las relaciones entre los sujetos y objetos en las oraciones.
La voz activa se usaba para indicar que el sujeto realizaba la acción, mientras que la voz pasiva indicaba que el sujeto recibía la acción. Estos conceptos se mantuvieron en la gramática de lenguas romances, como el español, y se han utilizado desde entonces para describir las estructuras verbales en el análisis gramatical.
Otras formas de expresar la acción sin usar la pasiva
Además de la voz pasiva, existen otras formas de expresar que una acción se realiza sin mencionar explícitamente al sujeto que la ejecuta. Una de ellas es el uso de formas impersonales, donde se omite el sujeto y se usa se como sujeto gramatical. Por ejemplo: Se permite fumar en esta área.
También se pueden usar verbos impersonales, como parecer, parecerse, o ocurrir, que no requieren un sujeto definido. Por ejemplo: Se parece a su madre o Se celebrará una reunión.
Estas alternativas son útiles cuando no es necesario o conveniente mencionar al sujeto que realiza la acción, y ofrecen mayor flexibilidad en la construcción del discurso.
¿Cuándo usar la voz activa y cuándo la pasiva?
La elección entre la voz activa y la pasiva depende de varios factores, como el estilo del texto, el propósito comunicativo y el enfoque deseado. En general, la voz activa es preferible cuando:
- Se quiere resaltar al sujeto que realiza la acción.
- Se busca un tono más directo y dinámico.
- Se trata de un texto narrativo, periodístico o conversacional.
Por otro lado, la voz pasiva es más adecuada cuando:
- El sujeto que realiza la acción es desconocido o irrelevante.
- Se quiere dar más importancia al objeto de la acción.
- Se escribe en un tono formal, técnico o científico.
Cómo usar la voz activa y pasiva en la escritura
Para usar correctamente la voz activa y la pasiva, es necesario identificar claramente al sujeto y al objeto de la oración. En la voz activa, se sigue la estructura: Sujeto + Verbo + Complemento Directo. Por ejemplo: La empresa lanzó un nuevo producto.
En la voz pasiva, se invierte esta estructura: Complemento + Verbo auxiliar + Participio + Por + Sujeto. Por ejemplo: Un nuevo producto fue lanzado por la empresa.
Es importante recordar que el verbo en voz pasiva siempre lleva un verbo auxiliar (ser, estar o haber) seguido del participio del verbo principal. Además, el sujeto original pasa a ser el agente, introducido con la preposición por.
Casos especiales y excepciones
Hay algunos casos en los que el uso de la voz pasiva no es posible o no es recomendable. Por ejemplo, con verbos intransitivos (que no tienen complemento directo), como caer, ir, venir, etc., no se puede formar la voz pasiva. No se puede decir La lluvia fue caída, ya que caer no tiene objeto directo.
También existen verbos que no se conjugan en voz pasiva porque no se pueden transformar en pasivo reflejo o requieren un complemento indirecto. Por ejemplo: Ayer me llamó mi hermano no se puede convertir en A mí fue llamado por mi hermano, ya que llamar en este caso es transitivo indirecto.
Estrategias para practicar la conversión entre voces
Una buena forma de dominar la conversión entre la voz activa y la voz pasiva es practicando con ejercicios de transformación. Se puede comenzar con oraciones simples y luego pasar a oraciones más complejas. Por ejemplo:
- Activa: El coche fue conducido por el chófer.
Pasiva: El chófer condujo el coche.
- Activa: El juez dictó la sentencia.
Pasiva: La sentencia fue dictada por el juez.
También es útil analizar textos ya escritos, identificando cuál voz se usó y por qué. Esto ayuda a comprender el estilo y la intención del autor. Con la práctica, se desarrolla una mayor sensibilidad para elegir la voz más adecuada según el contexto.
Samir es un gurú de la productividad y la organización. Escribe sobre cómo optimizar los flujos de trabajo, la gestión del tiempo y el uso de herramientas digitales para mejorar la eficiencia tanto en la vida profesional como personal.
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