Que es el plan de desarrollo compartido

El plan de desarrollo compartido es un enfoque estratégico utilizado por gobiernos y organizaciones para promover el crecimiento económico, la equidad social y la sostenibilidad ambiental. Este concepto se centra en la participación activa de la comunidad en la toma de decisiones y en la distribución equitativa de los beneficios. En este artículo exploraremos en profundidad qué implica este modelo, su importancia y cómo se aplica en la práctica.

¿Qué es el plan de desarrollo compartido?

El plan de desarrollo compartido es una estrategia gubernamental que busca reducir las desigualdades sociales y económicas mediante la inclusión de todos los sectores de la población en el proceso de crecimiento nacional. Su objetivo principal es garantizar que los beneficios del desarrollo económico lleguen a todos, especialmente a los más necesitados. Este enfoque no solo se limita a la generación de empleo o inversión en infraestructura, sino que también busca transformar estructuras profundas de la sociedad para lograr una mayor justicia social.

Un dato curioso es que el concepto de desarrollo compartido fue introducido por primera vez en Colombia durante el gobierno de Juan Manuel Santos (2010–2018). En ese periodo, el plan se convirtió en uno de los ejes centrales de la política pública, impulsando programas como el *Bono de Solidaridad Temporal*, el *Plan Nacional de Desarrollo* y la *Estrategia de Inclusión Rural*. Estos programas estaban diseñados para atender a las comunidades más vulnerables y promover la participación ciudadana en la planificación del desarrollo.

Este modelo también se ha adaptado en otros países de América Latina y del mundo, con variaciones según las realidades locales. En general, busca que los ciudadanos no solo sean beneficiarios pasivos, sino actores activos en la toma de decisiones que afectan su calidad de vida y futuro.

La importancia de involucrar a la comunidad en la planificación del desarrollo

Una de las características clave del plan de desarrollo compartido es la participación ciudadana. Esto implica que los gobiernos deben construir políticas públicas en colaboración con los ciudadanos, garantizando que sus voces sean escuchadas y que sus necesidades sean atendidas. Esta participación no solo mejora la legitimidad de las decisiones, sino que también aumenta la eficacia de las políticas implementadas.

Este enfoque es especialmente relevante en contextos donde históricamente ha existido una desigualdad profunda entre diferentes grupos sociales. Al incluir a las comunidades en la planificación, se evita que los programas estén basados únicamente en las prioridades de los grupos más privilegiados o en las visiones de los tomadores de decisiones sin considerar la realidad del pueblo. Además, la participación ciudadana fomenta la transparencia, ya que los ciudadanos pueden exigir cuentas de los recursos públicos y fiscalizar el cumplimiento de los compromisos asumidos.

Un ejemplo práctico es el uso de foros participativos, mesas técnicas y consultas públicas para recoger las ideas y necesidades de los ciudadanos. Estos espacios no solo sirven para obtener información, sino también para educar a la población sobre sus derechos y sobre cómo pueden contribuir al desarrollo de su comunidad. En este sentido, el plan de desarrollo compartido se convierte en un instrumento de empoderamiento social.

La dimensión territorial del desarrollo compartido

Otra característica distintiva del plan de desarrollo compartido es su enfoque territorial. Este modelo no se limita a una visión nacional o urbana, sino que se centra en las realidades locales, regionales y rurales. La idea es que cada comunidad tenga un plan de desarrollo adaptado a sus condiciones específicas, con base en su historia, cultura, recursos naturales y necesidades particulares.

Por ejemplo, en zonas rurales, el desarrollo compartido puede centrarse en la modernización de la agricultura, el acceso a servicios básicos y la promoción de economías locales. En cambio, en áreas urbanas, puede enfocarse en el mejoramiento de la vivienda, la movilidad y la reducción de la pobreza urbana. Este enfoque territorial permite una mayor pertinencia de las políticas públicas y una mejor respuesta a las demandas de las poblaciones más vulnerables.

La implementación de planes de desarrollo compartido a nivel territorial también implica la coordinación entre diferentes niveles de gobierno: nacional, departamental y municipal. Esto garantiza que los recursos se distribuyan de manera equitativa y que las decisiones se tomen de forma participativa y descentralizada.

Ejemplos prácticos del plan de desarrollo compartido

Un ejemplo clásico del plan de desarrollo compartido es el *Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018* en Colombia, que tenía como eje central la reducción de la pobreza y la exclusión. Este plan incluyó programas como el *Bono de Solidaridad Temporal*, que entregaba dinero directo a familias en situación de pobreza extrema, y el *Plan de Vivienda*, que buscaba mejorar las condiciones de las comunidades más necesitadas.

Otro ejemplo es el *Plan Compartido* en Ecuador, que se enfocó en la reducción de la desigualdad, el acceso a la educación y la inversión en infraestructura rural. Este plan fue acompañado por una estrategia de comunicación masiva para involucrar a la población en el proceso de planificación y seguimiento.

Además, en Perú, el gobierno ha utilizado el enfoque de desarrollo compartido en programas de lucha contra la pobreza, como el *Programa Juntos*, que apoya a familias vulnerables mediante transferencias condicionadas a la asistencia escolar y médica de los niños.

Estos ejemplos demuestran cómo el desarrollo compartido se ha adaptado a diferentes contextos, siempre con el objetivo de garantizar que los más necesitados no se queden atrás.

El desarrollo compartido como un enfoque de justicia social

El plan de desarrollo compartido no solo es un instrumento técnico o administrativo, sino también un marco ético y moral para construir una sociedad más justa. Este enfoque se basa en el principio de que el desarrollo no debe beneficiar a unos pocos, sino a todos, especialmente a los que históricamente han sido excluidos del crecimiento económico.

Este concepto se apoya en la idea de que la riqueza generada por el país debe ser redistribuida de manera equitativa, no solo para mejorar la calidad de vida de los más pobres, sino también para garantizar la estabilidad social y la cohesión nacional. En este sentido, el desarrollo compartido se convierte en una herramienta para reducir conflictos sociales y promover la reconciliación, especialmente en contextos posconflictuales como el de Colombia.

Además, el desarrollo compartido busca romper con dinámicas de exclusión y marginación, promoviendo la inclusión de minorías étnicas, comunidades rurales, mujeres, jóvenes y personas con discapacidad. Para ello, se implementan políticas específicas que atienden sus necesidades particulares y promueven su participación activa en la vida pública y económica.

Cinco ejes centrales del plan de desarrollo compartido

Aunque cada país puede adaptar el plan de desarrollo compartido según su contexto, existen cinco ejes comunes que suelen estar presentes en su diseño:

• Reducción de la pobreza y la exclusión social: Este eje busca atender a las poblaciones más vulnerables mediante programas sociales, transferencias monetarias y acceso a servicios básicos.
• Inclusión territorial: El desarrollo compartido se enfoca en regiones y comunidades que históricamente han sido excluidas del crecimiento económico, promoviendo políticas descentralizadas.
• Educación y formación: Se busca mejorar la calidad educativa, garantizar la cobertura universal y promover la formación técnica y profesional para insertar a más personas en el mercado laboral.
• Desarrollo productivo y económico: Se impulsan sectores económicos clave como la agricultura, la industria y los servicios, con énfasis en la creación de empleo de calidad y la sostenibilidad.
• Gestión participativa y transparencia: Se fomenta la participación ciudadana en la toma de decisiones y se promueve la rendición de cuentas y la transparencia en la administración pública.

Estos ejes no solo son pilares del plan, sino también guías para la implementación efectiva de las políticas públicas.

El desarrollo compartido y su impacto en la economía

El plan de desarrollo compartido tiene un impacto directo en la economía del país, especialmente en lo que respecta a la distribución del ingreso y la generación de empleo. Al reducir la pobreza y la exclusión, se incrementa la demanda interna, lo que a su vez estimula la producción y el crecimiento económico.

Por ejemplo, cuando se implementan programas de transferencia monetaria condicionada, como el Bono de Solidaridad Temporal en Colombia, se observa un aumento en la compra de bienes y servicios, lo que impulsa a pequeños comerciantes y empresas locales. Esto no solo mejora la calidad de vida de las familias beneficiarias, sino que también genera empleo indirecto.

Además, al invertir en educación y formación, el desarrollo compartido ayuda a mejorar la productividad del capital humano, lo que a largo plazo se traduce en un crecimiento económico más sostenible y equitativo. En este sentido, el desarrollo compartido no solo es una política social, sino también una estrategia económica.

¿Para qué sirve el plan de desarrollo compartido?

El plan de desarrollo compartido sirve principalmente para garantizar que los beneficios del crecimiento económico se distribuyan de manera equitativa entre todos los ciudadanos. Su objetivo es reducir las desigualdades, mejorar la calidad de vida de los más necesitados y promover la inclusión social.

Un ejemplo práctico es su uso en la lucha contra la pobreza extrema. Programas como el *Bono de Solidaridad Temporal* han permitido a miles de familias mejorar su nivel de vida, mientras que otros programas han mejorado el acceso a la salud, la educación y la vivienda.

Otro uso importante es en la reconstrucción posconflicto. En zonas afectadas por conflictos armados, el desarrollo compartido ayuda a restablecer la confianza entre las comunidades, promover la reconciliación y garantizar que los más afectados tengan acceso a recursos y oportunidades.

Variantes del desarrollo compartido en diferentes países

Aunque el plan de desarrollo compartido tiene un enfoque común, cada país lo adapta según su contexto socioeconómico y político. Por ejemplo, en Brasil, el gobierno ha utilizado el enfoque de desarrollo compartido para impulsar programas como *Bolsa Família*, que entrega transferencias condicionadas a la asistencia escolar y médica.

En México, el desarrollo compartido ha sido parte de la lucha contra la pobreza rural, con programas como el *Programa de Apoyo Directo al Campo* que apoya a los productores rurales. En cambio, en Argentina, el enfoque se ha centrado en la redistribución del ingreso mediante políticas de salario mínimo y programas de asistencia social.

En todos estos casos, el desarrollo compartido se adapta a las necesidades específicas de cada país, pero mantiene el objetivo común de reducir las desigualdades y promover un crecimiento inclusivo.

El desarrollo compartido como herramienta de integración social

El plan de desarrollo compartido no solo busca reducir la pobreza, sino también fortalecer la cohesión social. Al involucrar a los ciudadanos en el proceso de planificación y ejecución de las políticas públicas, se fomenta un sentido de pertenencia y responsabilidad colectiva.

Este modelo también permite identificar y resolver conflictos sociales, especialmente en zonas con históricos de exclusión y marginación. Por ejemplo, en Colombia, el desarrollo compartido ha sido clave en la integración de comunidades rurales afectadas por el conflicto armado, facilitando su acceso a servicios básicos y oportunidades económicas.

Además, al promover la participación ciudadana, se fortalece la democracia y se promueve una cultura de transparencia y rendición de cuentas. Esto no solo mejora la calidad de las políticas públicas, sino que también aumenta la confianza del pueblo en sus gobernantes.

¿Qué significa el desarrollo compartido?

El desarrollo compartido significa que el crecimiento económico y las mejoras en la calidad de vida deben llegar a todos los ciudadanos, sin excepción. No se trata solo de aumentar la riqueza del país, sino de garantizar que los beneficios de ese crecimiento se distribuyan de manera justa y equitativa.

Este concepto también implica una transformación estructural de la sociedad, donde se rompan las dinámicas de exclusión y se promueva la participación activa de todos en la toma de decisiones. En esencia, el desarrollo compartido es un modelo que busca construir una sociedad más justa, inclusiva y sostenible.

Para lograrlo, se requiere de políticas públicas que atiendan las necesidades de los más vulnerables, que promuevan la igualdad de oportunidades y que garanticen que los recursos se usen de manera eficiente y transparente.

¿Cuál es el origen del plan de desarrollo compartido?

El plan de desarrollo compartido tiene sus raíces en los movimientos sociales y académicos que surgen en América Latina durante los años 80 y 90, en respuesta a las crisis económicas y a las desigualdades profundas que caracterizaron a la región. Aunque no existe una fecha exacta de su nacimiento, se puede considerar que el concepto comenzó a tomarse con fuerza en Colombia a mediados de los 2000.

Uno de los hitos más importantes fue el lanzamiento del *Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018* en Colombia, bajo el liderazgo de Juan Manuel Santos, que adoptó el desarrollo compartido como su eje central. Este plan no solo marcó un cambio en la agenda política, sino también en la forma de entender el desarrollo económico y social.

Desde entonces, el concepto se ha extendido a otros países, adaptándose a las realidades locales y promoviendo un enfoque más inclusivo y participativo en la planificación del desarrollo.

Sinónimos y conceptos similares al desarrollo compartido

El desarrollo compartido se puede comparar con conceptos como el desarrollo sostenible, el desarrollo humano, el desarrollo inclusivo y el desarrollo territorial. Aunque cada uno tiene su enfoque particular, todos comparten el objetivo común de construir una sociedad más justa y equitativa.

Por ejemplo, el desarrollo sostenible se centra en la protección del medio ambiente y la utilización responsable de los recursos naturales. El desarrollo humano se enfoca en mejorar la calidad de vida de las personas, midiendo el progreso en términos de educación, salud y bienestar. Mientras tanto, el desarrollo inclusivo busca que todos los grupos sociales tengan acceso a las oportunidades de desarrollo.

Aunque estos conceptos tienen diferencias, el desarrollo compartido los integra, ya que busca que los beneficios del crecimiento económico lleguen a todos, sin importar su lugar de nacimiento, nivel de educación o condición económica.

¿Por qué es importante el desarrollo compartido?

El desarrollo compartido es importante porque aborda una de las principales desigualdades que persisten en la mayoría de los países: la desigualdad económica y social. Al garantizar que los beneficios del crecimiento económico lleguen a todos, se reduce la pobreza, se mejora la calidad de vida de los más necesitados y se promueve la cohesión social.

Además, este enfoque permite identificar y atender las necesidades de los grupos más vulnerables, como los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad. Al hacerlo, se construye una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan oportunidades para desarrollarse plenamente.

Por último, el desarrollo compartido también fortalece la democracia, al promover la participación ciudadana y la transparencia en la gestión pública. En este sentido, no solo es un modelo de desarrollo económico, sino también un instrumento de transformación social.

Cómo usar el desarrollo compartido en la vida cotidiana

Aunque el desarrollo compartido es un concepto principalmente usado en el ámbito público, también puede aplicarse en la vida cotidiana de las personas. Por ejemplo, en la comunidad, se puede fomentar la participación ciudadana en la gestión de recursos locales, como la limpieza de espacios públicos, la organización de ferias de trueque o la promoción de emprendimientos locales.

También se puede aplicar en el ámbito laboral, promoviendo prácticas de inclusión y equidad en el lugar de trabajo, donde todos los empleados tengan oportunidades iguales de crecimiento y desarrollo. En el ámbito educativo, se puede promover una educación inclusiva, donde se atiendan las necesidades de todos los estudiantes, sin importar su origen o condición socioeconómica.

En resumen, el desarrollo compartido no solo es una herramienta para los gobiernos, sino también un enfoque que puede aplicarse en diferentes contextos para construir una sociedad más justa y equitativa.

El desarrollo compartido y la sostenibilidad ambiental

Una de las dimensiones menos exploradas del desarrollo compartido es su relación con la sostenibilidad ambiental. Aunque tradicionalmente se ha enfocado en la reducción de la pobreza y la equidad social, este modelo también puede integrar estrategias para proteger el medio ambiente y promover un desarrollo sostenible.

Por ejemplo, en el contexto rural, el desarrollo compartido puede apoyar la implementación de prácticas agrícolas sostenibles, la conservación de ecosistemas y la promoción de energías renovables. En zonas urbanas, se puede impulsar la construcción de viviendas ecológicas, el transporte público sostenible y la reducción de residuos.

Esta integración no solo es posible, sino necesaria, para garantizar que el crecimiento económico no vaya en detrimento del medio ambiente. En este sentido, el desarrollo compartido puede convertirse en un modelo integral de desarrollo, que aborde tanto las necesidades sociales como las ambientales.

El futuro del desarrollo compartido

El desarrollo compartido continúa evolucionando, adaptándose a los desafíos del siglo XXI como la digitalización, el cambio climático y la globalización. En el futuro, se espera que este modelo se integre más con tecnologías digitales, permitiendo una mayor participación ciudadana a través de plataformas en línea y aplicaciones móviles.

También se espera que el desarrollo compartido se enfoque más en la sostenibilidad ambiental, promoviendo prácticas de economía circular, energía renovable y manejo sostenible de recursos naturales. Además, con el avance de la inteligencia artificial y el análisis de datos, se podrán diseñar políticas públicas más precisas y efectivas para atender las necesidades de las comunidades.

En resumen, el desarrollo compartido no solo es un modelo del presente, sino también una herramienta para construir un futuro más justo, equitativo y sostenible para todos.