El modelo crítico radical en trabajo social representa una corriente teórica y práctica que busca transformar estructuras sociales profundamente injustas mediante la denuncia de las causas sistémicas de la desigualdad. Este enfoque se diferencia de otros modelos más tradicionales al priorizar no solo la intervención en el ámbito individual, sino también la crítica a las estructuras de poder que perpetúan la exclusión social. En este artículo exploraremos su definición, fundamentos teóricos, ejemplos prácticos y el impacto que ha tenido en la formación y acción de los profesionales del trabajo social.
¿Qué es el modelo crítico radical en trabajo social?
El modelo crítico radical en trabajo social es una corriente epistémica y metodológica que se fundamenta en teorías marxistas, feministas, postcolonialistas y otros enfoques que analizan las relaciones de poder desde una perspectiva estructural. Su objetivo principal es identificar y combatir las raíces del problema social, no solo atender sus síntomas. Este modelo se centra en la denuncia de las desigualdades sistémicas, la explotación laboral, la opresión de clases, y la violencia estructural que afecta a las comunidades marginadas.
Además de ser una herramienta de análisis, el modelo crítico radical también propone un rol activo del trabajador social como agente de transformación social. En lugar de asumir una posición neutral o técnica, el profesional crítico se compromete con los movimientos sociales y se posiciona en contra de las estructuras que perpetúan la opresión. Esto implica un replanteamiento del rol tradicional del trabajo social, que a menudo se centraba en la adaptación del individuo al sistema, en lugar de en la transformación del sistema mismo.
Un dato interesante es que el modelo crítico radical tiene sus raíces en las luchas obreras del siglo XX y en el auge de los movimientos de liberación en América Latina durante los años 60 y 70. Fue en ese contexto que surgió la necesidad de un trabajo social que no se limitara a la asistencia, sino que se convirtiera en un instrumento de resistencia y cambio.
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La evolución del pensamiento crítico en el trabajo social
El enfoque crítico en el trabajo social no nace de la nada, sino que se ha desarrollado a lo largo de varias décadas como respuesta a las crisis sociales y a las limitaciones de los modelos tradicionales. En sus inicios, el trabajo social se centraba en la asistencia individual y en la rehabilitación de personas consideradas problemáticas, sin cuestionar las estructuras que las afectaban. Sin embargo, con el auge de la teoría crítica, especialmente en el ámbito académico europeo y latinoamericano, surgió la necesidad de un enfoque más comprometido con las luchas sociales.
Este nuevo enfoque fue impulsado por académicos como Juan Carlos Funes, quien en Argentina desarrolló una propuesta de trabajo social crítico que integraba la teoría social con la práctica política. También en Brasil, autores como Sérgio Buarque de Holanda y Celso Furtado influyeron en el desarrollo de un trabajo social comprometido con las causas de la pobreza y la exclusión. En América Latina, el modelo crítico radical se convirtió en una herramienta clave para comprender y actuar frente a las desigualdades profundas.
Además del análisis estructural, el modelo crítico radical incorpora una visión interseccional que reconoce cómo diferentes formas de opresión —como el género, la raza, la clase y la orientación sexual— se entrelazan para producir realidades de vida desigual. Esta perspectiva ha sido fundamental para entender cómo las políticas públicas, las instituciones y los movimientos sociales interactúan en el contexto de lucha por el reconocimiento y la justicia.
El compromiso ético en el modelo crítico radical
Una de las características más destacadas del modelo crítico radical es su enfoque ético y político. A diferencia de otros enfoques más técnicos o neutralizadores, este modelo exige del trabajador social un compromiso con los derechos humanos, con la justicia social y con la defensa de los colectivos más afectados por la opresión. Este compromiso no es solo teórico, sino que se manifiesta en la forma en que se construyen los programas, se definen los objetivos y se establecen las alianzas con otros actores sociales.
Este enfoque también implica una crítica constante al propio trabajo social. Se reconoce que la profesión, al igual que cualquier sistema de poder, puede internalizar valores opresivos o perpetuar estructuras injustas si no se cuestiona su función y su origen. Por eso, el modelo crítico radical promueve la autocrítica, la reflexión permanente y la apertura a nuevas formas de hacer trabajo social.
Ejemplos de aplicación del modelo crítico radical en la práctica
El modelo crítico radical ha sido aplicado en múltiples contextos, desde proyectos comunitarios hasta organizaciones internacionales. Un ejemplo clásico es el trabajo de los movimientos de base en América Latina, donde los trabajadores sociales colaboraron con comunidades rurales y urbanas para denunciar la explotación laboral, la desigualdad de género y las injusticias en el acceso a la tierra y a los servicios básicos.
Otro ejemplo es el trabajo de los colectivos feministas en la defensa de los derechos de las mujeres migrantes, donde el enfoque crítico radical se utiliza para analizar cómo las políticas migratorias, la violencia de género y el racismo estructural afectan a este grupo. En este contexto, el trabajo social no solo brinda apoyo individual, sino que también se involucra en la organización colectiva, la defensa legal y la formación política.
Además, en contextos de crisis como los conflictos armados o las catástrofes naturales, el modelo crítico radical ha sido clave para comprender cómo las estructuras de poder afectan la vulnerabilidad de ciertos grupos. Por ejemplo, en Colombia, el trabajo social crítico ha sido fundamental para acompañar a víctimas del conflicto armado, denunciar las violaciones a los derechos humanos y promover procesos de reparación.
Conceptos clave del modelo crítico radical
Para comprender a fondo el modelo crítico radical, es necesario familiarizarse con una serie de conceptos fundamentales. Uno de ellos es la opresión estructural, que se refiere a las formas en que las instituciones, las leyes y las normas sociales perpetúan la desigualdad. Otro concepto central es la resistencia, que implica la toma de conciencia y la acción colectiva en contra de las fuerzas opresivas.
También es importante el análisis de clases, que permite comprender cómo la lucha de clases influye en la distribución del poder y los recursos. En este contexto, el trabajo social crítico no solo analiza las condiciones de vida de las personas, sino que también busca transformar las relaciones de producción y de dominación.
Un tercer concepto relevante es el trabajo colectivo, que se refiere a la importancia de la organización comunitaria y la participación popular en el diseño y ejecución de los proyectos de trabajo social. Este enfoque rechaza el paternalismo y promueve la autonomía de los colectivos que son intervenidos.
Recopilación de autores y referentes del modelo crítico radical
El modelo crítico radical ha sido desarrollado y difundido por una serie de autores y referentes clave. Entre ellos, destacan:
- Juan Carlos Funes: Considerado uno de los padres del trabajo social crítico en Argentina, Funes desarrolló una teoría que integraba el marxismo con la acción comunitaria.
- Sérgio Buarque de Holanda: En Brasil, fue fundamental en la crítica a las estructuras sociales y en la defensa de los derechos de los trabajadores.
- Celso Furtado: Analista de la dependencia económica en América Latina, su trabajo ha influido en el enfoque crítico del trabajo social en la región.
- Frantz Fanon: Aunque su enfoque era más psiquiátrico, sus reflexiones sobre la colonización y la resistencia cultural son clave en el trabajo social crítico postcolonial.
- Eduardo Galeano: Su visión crítica del mundo globalizado y de la historia desde las perspectivas de los marginados ha sido ampliamente utilizada en el trabajo social crítico.
- Chela Sandoval: En el ámbito de los estudios feministas, Sandoval ha desarrollado una teoría interseccional que es clave para entender las múltiples formas de opresión.
El modelo crítico radical frente a otros enfoques
A diferencia de los modelos más tradicionales del trabajo social, como el funcionalista o el sistémico, el enfoque crítico radical no se limita a la observación y el análisis, sino que busca transformar las estructuras que generan la desigualdad. Mientras que el modelo funcionalista busca integrar al individuo en el sistema social existente, el crítico radical busca redefinir ese sistema desde una perspectiva de justicia social.
Por otro lado, el modelo sistémico se centra en las interacciones entre individuos y grupos, sin cuestionar las estructuras de poder que subyacen a esos sistemas. El enfoque crítico radical, en cambio, no solo analiza esas interacciones, sino que busca identificar las causas estructurales de las desigualdades y proponer alternativas transformadoras.
Además, el enfoque crítico radical también se diferencia del modelo de la terapia social, que se centra en la resolución de problemas individuales, sin cuestionar el contexto social que los produce. En este sentido, el modelo crítico radical rechaza la idea de que los problemas sociales son solo el resultado de fallas individuales, y propone un análisis más profundo que identifique las causas estructurales.
¿Para qué sirve el modelo crítico radical en trabajo social?
El modelo crítico radical sirve para transformar el trabajo social en una herramienta de lucha contra las injusticias estructurales. Su utilidad está en su capacidad para:
- Analizar las causas profundas de los problemas sociales, no solo sus síntomas.
- Empoderar a los colectivos marginados, fomentando su autogestión y participación.
- Construir alianzas con movimientos sociales, fortaleciendo la lucha colectiva.
- Promover la justicia social, mediante la defensa de los derechos humanos y la redistribución de recursos.
Por ejemplo, en contextos de violencia de género, el modelo crítico radical no solo brinda apoyo a las víctimas, sino que también cuestiona las normas culturales que perpetúan el machismo. En el caso de los trabajadores migrantes, el modelo se utiliza para denunciar las condiciones laborales inhumanas y para exigir políticas públicas más justas.
El enfoque transformador del trabajo social crítico
Una de las características más importantes del modelo crítico radical es su enfoque transformador. Este no busca solo entender el mundo, sino cambiarlo. Para lograrlo, se basa en tres pilares fundamentales:
- Análisis crítico: Se busca comprender las estructuras de poder y las relaciones de opresión que afectan a las personas y a las comunidades.
- Acción colectiva: Se promueve la participación activa de los colectivos en la toma de decisiones y en la implementación de soluciones.
- Construcción de alternativas: Se diseñan propuestas concretas que buscan transformar las estructuras injustas y promover un modelo social más equitativo.
Este enfoque transformador también implica una crítica constante del propio trabajo social. Se reconoce que la profesión puede internalizar valores opresivos si no se somete a revisión constante. Por eso, el modelo crítico radical fomenta la educación popular, la formación crítica y la autocrítica como herramientas esenciales para el desarrollo profesional.
El modelo crítico radical en América Latina
América Latina ha sido uno de los contextos más fecundos para el desarrollo del modelo crítico radical. En países como Argentina, Brasil, Colombia y México, este enfoque se ha aplicado en una amplia gama de contextos, desde la defensa de los derechos de los trabajadores hasta la lucha contra la violencia de género y la discriminación racial.
En Argentina, por ejemplo, el modelo crítico radical ha sido fundamental en el trabajo con comunidades rurales y en la defensa de los derechos de los pueblos originarios. En Brasil, ha sido clave en los movimientos feministas y en la organización de los trabajadores del campo. En Colombia, ha apoyado a las víctimas del conflicto armado y ha impulsado procesos de justicia y reparación.
El modelo también ha tenido un papel importante en la educación social, donde se ha utilizado para formar trabajadores sociales comprometidos con la transformación social. En este contexto, la universidad no solo forma profesionales, sino que también se convierte en un espacio de lucha y de construcción de alternativas.
El significado del modelo crítico radical en el trabajo social
El modelo crítico radical no es solo una corriente teórica, sino un compromiso con la justicia social y con la transformación del mundo. Su significado radica en su capacidad para:
- Denunciar las estructuras de opresión que afectan a los colectivos más vulnerables.
- Empoderar a las personas y comunidades para que se conviertan en agentes de cambio.
- Reconstruir el rol del trabajador social como un actor comprometido con la lucha por la justicia.
Además, el modelo crítico radical representa una ruptura con los enfoques tradicionales que se limitaban a la adaptación del individuo al sistema. En lugar de eso, propone una visión más activa, donde el trabajo social se convierte en un instrumento de resistencia y de cambio.
Este significado también se extiende a la formación académica, donde el modelo crítico radical impulsa una educación que no solo transmite conocimientos, sino que también desarrolla conciencia crítica y compromiso social.
¿Cuál es el origen del modelo crítico radical?
El modelo crítico radical tiene sus orígenes en la convergencia de varias corrientes teóricas y prácticas, principalmente en el siglo XX. Su desarrollo se debe a una respuesta a las crisis sociales y a la necesidad de un trabajo social que no se limitara a la asistencia técnica, sino que se comprometiera con las luchas de los colectivos más afectados.
En Europa, el modelo crítico radical se nutrió de las teorías marxistas y de la escuela de Frankfurt, que analizaban las relaciones de poder y la producción del conocimiento. En América Latina, el modelo se desarrolló en el contexto de las luchas de liberación, especialmente durante los años 60 y 70, cuando surgieron movimientos de resistencia contra las dictaduras militares y las estructuras de opresión.
Este enfoque también fue influido por la teoría feminista, que destacó la importancia de analizar las desigualdades de género en el contexto de las relaciones de poder. La combinación de estas influencias teóricas dio lugar a un modelo crítico radical que no solo analiza las estructuras de opresión, sino que también propone alternativas transformadoras.
El modelo crítico radical como enfoque transformador
El modelo crítico radical no solo es un enfoque teórico, sino una herramienta práctica para transformar la sociedad. Su fortaleza radica en su capacidad para integrar análisis, acción y reflexión crítica. A diferencia de otros enfoques que se limitan a observar o asistir, el modelo crítico radical impulsa la participación activa de los colectivos en la construcción de soluciones.
Este enfoque transformador también se manifiesta en la forma en que se abordan los problemas sociales. En lugar de centrarse en soluciones individuales, el modelo crítico radical busca identificar las causas estructurales y proponer cambios sistémicos. Por ejemplo, en el caso de la pobreza, no se busca solo apoyar a las personas en situación de pobreza, sino cuestionar las políticas económicas que perpetúan esa situación.
Además, el modelo crítico radical fomenta una visión interseccional que reconoce cómo diferentes formas de opresión se entrelazan para producir realidades de vida desiguales. Esta visión permite un análisis más profundo de los problemas y una intervención más eficaz.
¿Qué diferencia al modelo crítico radical de otros enfoques?
El modelo crítico radical se diferencia de otros enfoques del trabajo social por su enfoque transformador, su compromiso con la justicia social y su análisis estructural de los problemas. A diferencia de los modelos más técnicos o neutralizadores, el enfoque crítico radical no busca solo resolver problemas, sino cambiar las estructuras que los producen.
Por ejemplo, mientras que el modelo funcionalista busca integrar al individuo en el sistema social existente, el modelo crítico radical busca redefinir ese sistema desde una perspectiva de justicia. Mientras que el modelo sistémico se centra en las interacciones entre individuos y grupos, el crítico radical busca identificar las causas estructurales de las desigualdades.
Otra diferencia clave es que el modelo crítico radical se compromete con los movimientos sociales y con la lucha por los derechos humanos. En lugar de asumir una posición neutral, el trabajador social crítico se posiciona en contra de las estructuras opresivas y en defensa de los colectivos más afectados.
Cómo usar el modelo crítico radical y ejemplos de uso
El modelo crítico radical se puede aplicar en diversos contextos, siempre y cuando se mantenga su enfoque transformador y comprometido con la justicia social. A continuación, se presentan algunos ejemplos de cómo usar este enfoque:
- Análisis estructural: Identificar las causas estructurales de los problemas sociales, como la pobreza, la violencia de género o la exclusión racial.
- Acción colectiva: Organizar a los colectivos afectados para que participen activamente en la toma de decisiones y en la implementación de soluciones.
- Denuncia pública: Utilizar los medios de comunicación, las redes sociales y las acciones comunitarias para denunciar las injusticias y presionar a las instituciones.
- Educación popular: Formar a los colectivos en sus derechos, en sus herramientas de organización y en su capacidad de resistencia.
Un ejemplo práctico es el trabajo con comunidades rurales afectadas por la desposesión de tierras. En este contexto, el modelo crítico radical no solo brinda apoyo a las familias afectadas, sino que también se une a los movimientos campesinos para denunciar las injusticias y exigir políticas públicas que garanticen el acceso a la tierra.
El modelo crítico radical y su impacto en la formación profesional
El modelo crítico radical ha tenido un impacto profundo en la formación de los profesionales del trabajo social. En las universidades, este enfoque ha impulsado una educación que no solo transmite conocimientos técnicos, sino que también desarrolla conciencia crítica y compromiso social. Los estudiantes no solo aprenden a analizar los problemas sociales, sino que también a cuestionar las estructuras que los producen.
Además, el modelo crítico radical ha transformado la forma en que se entiende el rol del trabajador social. Ya no se ve como un técnico que aplica soluciones predefinidas, sino como un actor comprometido con la transformación social. Esta visión ha influido en la metodología de la enseñanza, donde se prioriza la participación, la reflexión crítica y la acción comunitaria.
El impacto también se extiende a la investigación. El modelo crítico radical promueve una investigación que no solo describe la realidad, sino que busca transformarla. Esto implica una metodología participativa, en la que los colectivos afectados son parte activa del proceso investigativo.
El modelo crítico radical en el contexto actual
En el contexto actual, marcado por crisis económicas, sociales y ambientales, el modelo crítico radical se ha convertido en una herramienta fundamental para comprender y actuar frente a las desigualdades. En un mundo cada vez más polarizado, donde los derechos humanos son vulnerados y donde los movimientos sociales luchan por su reconocimiento, este enfoque ofrece una visión que no solo analiza, sino que también transforma.
El modelo crítico radical también ha respondido a los desafíos del siglo XXI, como el impacto del cambio climático en las comunidades vulnerables, la crisis de los derechos laborales en la era digital y la violencia estructural contra los pueblos originarios. En cada uno de estos contextos, el enfoque crítico radical ha ofrecido una visión que no solo reconoce los problemas, sino que también propone soluciones transformadoras.
Además, en el contexto de la globalización, el modelo crítico radical ha servido para cuestionar las políticas neoliberales que han afectado a los países del sur global. En este sentido, el trabajo social crítico ha sido clave para fortalecer los movimientos de resistencia y para promover alternativas basadas en la justicia, la equidad y la sostenibilidad.
Marcos es un redactor técnico y entusiasta del «Hágalo Usted Mismo» (DIY). Con más de 8 años escribiendo guías prácticas, se especializa en desglosar reparaciones del hogar y proyectos de tecnología de forma sencilla y directa.
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